—¿Buscas recordar viejos tiempos?
—Algunos momentos estuvieron bastante
bien.
—Yo diría que más que bien. Ahora mismo
recuerdo uno en un hotel de Berlín realmente memorable —dijo mordiéndose acto seguido
el labio inferior—. Seguro que lo recuerdas.
—Sí, claro. Lo malo es que contigo esos
recuerdos siempre tienen un final amargo.
—Ya me conoces —dijo abriendo los
brazos—, soy así.
Se puso
en pie y se acercó hasta él aproximando la boca a la de Ismael, que aguantó
impertérrito el abordaje esperando acontecimientos. Ismael observó aquellos
ojos por los que un día perdió la cabeza y comprendió el porqué. Su intensa
mirada era capaz de derretir al hombre más casto. Él lo sabía bien. Había
sucumbido a ellos, y en ese momento la firmeza que se había infligido estaba
comenzando a resquebrajarse como el hielo de un lago al final del invierno.
Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
Novela escrita por Juan José Marín
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