martes, 5 de septiembre de 2017

MODELO ASESINADA





    Cuando el inspector Reyman entró en la lujosa habitación de hotel, lo primero que vio fue el cuerpo sin vida de una mujer, desnuda y tendida sobre la cama, boca arriba. Al acercarse, silenciados sus pasos por la moqueta que cubría el suelo, observó que se trataba de una mujer joven, de poco más de veinte años, que tenía los ojos fijos en el techo blanco. Le llamó la atención su vientre hundido y las costillas esculpidas sobre su piel pálida. Su pelo oscuro era una maraña sobre la almohada, como si un crío hubiera estado jugando a esparcir sus mechones sobre ella. Observó con detenimiento su cara, de la que le sorprendió especialmente el intenso azul de sus ojos abiertos, que contrataban con su piel blanquecina como lo hacen unos faros en mitad de la noche.

    Reyman sintió una lástima infinita al ver a aquella chica allí tumbada, fría y sin vida, abandonada sobre aquella cama de hotel como un animal abatido en una cacería, aunque al menos esta vez no había sangre que envileciera la escena, detalle que Reyman agradeció profundamente. A aquella chica le habían arrebatado algo más que la vida al dejarla de aquella manera, sin ropa, muerta en una habitación de hotel, pensó el inspector. Además de su futuro le habían robado su dignidad, y eso era algo que a Reyman le hacía hervir la sangre sobremanera.

 (Fragmento Capítulo 1 de Secretos bajo la hierba - Juan José Marín)

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LA NOCHE

La puerta se cerró de golpe. Su cuerpo, varado en mitad del vestíbulo, se estremeció de pronto. Reyman, desorientado y asustado, buscó...