martes, 26 de septiembre de 2017

AHMED BEN BAREK





Sus ojos verdes deambulaban entre la mesa y el suelo de la sala, temerosos de mirar directamente a un público que le devoraba sin reparos. Todas las mujeres que conocía, prácticamente sin excepción, suspiraban por él cada vez que su nombre aparecía en una conversación; la conclusión era unánime. Al parecer, su galopante calvicie, encubierta por un rapado total, no hacía disminuir la locura colectiva que aquel hombre provocaba entre las legiones de féminas que año tras año, y como resultado de sesudas encuestas en las más variopintas revistas, lo elegían como uno de los hombres más sexis del planeta. Pesaban mucho más sus proporcionadas facciones y su atlética corpulencia, pero sobre todo, eran sus penetrantes ojos verdes la cualidad que la mayoría de las féminas destacaban más en su persona. Reyman opinaba que la fama del personaje, considerado el mejor futbolista del mundo, así como su voluminosa cuenta bancaria, ayudaba, y no en poco, a tal devoción. Los flashes de las cámaras iluminaban su cara como relámpagos en una noche oscura, sin piedad, como en una de esas noches tormentosas que tanto asustaban a su exesposa y en las que él aprovechaba para acurrucarse a su espalda y dormir abrazado a ella, cosa que cualquier otro día sería impensable, pues pronto lo hubiera expulsado al otro extremo de la cama agobiada por el calor de su cuerpo. Todos parecían querer atrapar sus facciones en el ángulo preciso para llenar al día siguiente las portadas de los periódicos. Él, sin embargo, tan solo parecía querer salir de allí lo más rápidamente posible. Se le veía incómodo, fuera de lugar, como una de esas fieras de cualquier zoológico que, de repente, sin previo aviso y sin haberles pedido permiso, se encuentran delante de sus jaulas, sin razón aparente, a decenas de amantes de la naturaleza atiborrándolos de los cacahuetes que les sobraron tras los chimpancés.


Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
Novela escrita por Juan José Marín



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LA NOCHE

La puerta se cerró de golpe. Su cuerpo, varado en mitad del vestíbulo, se estremeció de pronto. Reyman, desorientado y asustado, buscó...