viernes, 15 de septiembre de 2017

NUNCA SE LO DIJO




   Sabía que Sofía solía acostarse tarde, sobre las dos o las tres de la madrugada. Ella era una de esas personas afortunadas a las que les bastan cuatro o cinco horas de sueño para estar al día siguiente como una rosa. Estaría sentada en el sillón situado en un rincón del salón, justo al lado de la ventana, leyendo con la ayuda de sus pequeñas gafas de pasta. Era como si pudiera verla, como si estuviera a pocos metros de él. La imaginó con el pelo recogido en una coleta, enfundada en su suave pijama veraniego y jugando al mismo tiempo con sus pies desnudos, como hacía cada noche, como la había visto hacer durante los años que vivieron bajo el mismo techo, absorta en las páginas de algún libro que, por lo general, no le duraba entre las manos más de cinco o seis noches; desde luego no recordaba haberla visto más de diez días con el mismo ejemplar. Nunca se lo dijo, pero siempre había admirado la disciplina con la que noche tras noche, evitando sucumbir al sueño, se sentaba en aquel rincón que nunca quiso usurpar; ese era su refugio y jamás se le pasó por la cabeza invadirlo, ni siquiera de forma momentánea. 

   Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
   Novela escrita por Juan José Marín



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