Sus piernas
temblaron cuando vio cómo la punta de su lengua humedeció levemente, casi por
accidente, sus sensuales labios. Se preguntó por qué había decidido seguirla.
¿Deseaba que pasara algo entre los dos? No estaba seguro de la respuesta. Sintió
entonces el calor de una mano aferrarse a la suya con delicadeza. El gesto le
hizo recordar la suavidad de su piel. La delicada mano tiró de la suya. Ismael
miró sus ojos y observó sus labios, que le sonreían invitándolo a seguirla. No
pudo evitar caminar tras ella. Aquellos ojos lo habían hipnotizado. Estaba
atrapado y lo peor era que no le importaba. Se había jurado mil veces que lo
que estaba a punto de suceder no iba a volver a producirse; pero en ese
momento, teniéndola tan cerca, se vio incapaz de cumplir su promesa. La deseaba
demasiado como para alejarse sin beber de aquel agua.
Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
Novela escrita por Juan José Marín
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