A su nariz le llegó su apestoso
perfume. Sintió unas irrefrenables ganas de vomitar en sus brillantes zapatos
negros, pero se contuvo. Observó al otro animal. Vigilaba sus movimientos como
un adiestrado y obediente perro guardián. Era una cuarta más bajo que su
compañero, moreno y de mirada insípida. Su piel ofrecía un aspecto bronceado que
la llenó de envidia. Las dimensiones de su cuerpo no ofrecían la
espectacularidad de su compañero, pero bajo su camiseta podía adivinar un
cuerpo torneado gracias a muchas horas de sacrificio sobre los aparatos de
algún maloliente gimnasio repleto de testosterona.
—Te lo volveré a repetir y espero por
tu bien que esta sea la última vez —le aconsejó recalcando las últimas palabras—.
¿Cómo has acabado husmeando por aquí?
—El olor a mierda que dejas es
inconfundible —respondió ella mirándole a los ojos sin reparo. Era su forma de
demostrarle que no le tenía ningún miedo.
Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
Novela escrita por Juan José Marín
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