—No seas tonta —le aconsejó Reyman en
un tono paternal—. Te he dicho mil veces que en esta vida hay que dejar los
prejuicios a un lado y aprender a disfrutar, y para eso hay que aprovechar las
oportunidades. La vida de un policía es una porquería, te lo dice alguien que
lleva más de treinta años en el cuerpo. Estamos mal pagados, peor valorados,
convivimos con los desechos de la sociedad y por si fuera poco, tenemos que
aguantar a un montón de chupatintas que nos mangonean a diario mientras
nosotros nos jugamos el cuello.
—Aun así. Sé que soy tonta, pero
prefiero seguir en el cuerpo.
—No eres tonta, ni mucho menos; eres
demasiado joven. Ese mal lo hemos tenido todos, pero los años terminan
curándolo. Por eso deberías hacer caso a este viejo tú que aún puedes.
—Te prometo que me lo pensaré.
Su voz parecía sincera, juzgó Reyman
mientras observaba sus ojos. Aquellos ojos marrones nunca lo engañaban, siempre
sabía leer en ellos. María no era de las que escondían sus intenciones.
Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
Novela escrita por Juan José Marín
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