Sintió que alguien se acercaba a la puerta y lo observaba a través de la mirilla. Segundos después escuchó cómo, desde el otro lado, giraban la llave.
Al abrirse la puerta vio la cara de un hombre asustado. Parecía un pajarillo empapado haciendo equilibrios sobre una rama después de una tormenta. Por un instante hasta le pareció verlo tiritar. Aquel hombre se hizo a un lado y lo dejó pasar, aunque era evidente que no le hacía mucha gracia tenerlo en su casa. Él, sin decir una palabra, se dirigió hasta el salón. Sabía perfectamente el camino, pues no era la primera vez que estaba en aquel apartamento. Sintió cerrarse la puerta tras él y unos pasos silenciosos que lo seguían. Sin esperar al dueño se sentó en un sofá y aguardó paciente a que llegara. El otro hombre no protestó, ni siquiera abrió la boca. Se sentó en el otro sofá y lo miró, inquieto, revolviéndose en el asiento mientras intentaba encontrar una postura con la que se sintiera cómodo, algo que, por sus continuos movimientos, no parecía tarea fácil.
Al abrirse la puerta vio la cara de un hombre asustado. Parecía un pajarillo empapado haciendo equilibrios sobre una rama después de una tormenta. Por un instante hasta le pareció verlo tiritar. Aquel hombre se hizo a un lado y lo dejó pasar, aunque era evidente que no le hacía mucha gracia tenerlo en su casa. Él, sin decir una palabra, se dirigió hasta el salón. Sabía perfectamente el camino, pues no era la primera vez que estaba en aquel apartamento. Sintió cerrarse la puerta tras él y unos pasos silenciosos que lo seguían. Sin esperar al dueño se sentó en un sofá y aguardó paciente a que llegara. El otro hombre no protestó, ni siquiera abrió la boca. Se sentó en el otro sofá y lo miró, inquieto, revolviéndose en el asiento mientras intentaba encontrar una postura con la que se sintiera cómodo, algo que, por sus continuos movimientos, no parecía tarea fácil.
Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA
Novela escrita por Juan José Marín
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