CARNE DE CAÑÓN

Reyman paseó tranquilo y pensativo el camino de vuelta hasta la oficina. Lo hizo buscando la sombra en la acera. El sol estaba en su punto álgido y calentaba de lo lindo.

Mientras se acercaba a su mesa, vio a un par de jóvenes agentes alrededor de María, una chica y un chico; ambos parecían muy jóvenes. Al verlos, Reyman no pudo evitar sonreír. Incluso de lejos no había dudas: los dos jovencitos eran carne fresca de la academia. Solo había que fijarse en sus caras de pardillos; carne de cañón de novatadas, pensó. Año tras año se acrecentaba en él la sensación de que los reclutaban cada vez más jóvenes. Era consciente de que aquel síntoma simplemente evidenciaba que se estaba haciendo viejo a pasos agigantados.

—Hola, compañeros —dijo Reyman al llegar hasta ellos—. Escuchadla y apreded de ella —les aleccionó—, es de los pocos policías que puede enseñaros algo por aquí.

Los dos novatos lo miraron como si acabaran de ver a un extraterrestre.

Extracto de la novela SECRETOS BAJO LA HIERBA

Novela escrita por Juan José Marín